FRANCIA PROCLAMA LA MUERTE DEL POSMODERNISMO
Los últimos acontecimientos en Francia ponen en jaque a las ideologías posmodernas. La historia sigue ardiendo en el corazón de las grandes metrópolis. Medio siglo después de las grandes revoluciones planetarias del 68', el mundo vuelve a ser testigo de movilizaciones multitudinarias a lo largo y ancho del globo. No existe el fin de la historia.
Cuando Foucault proclamaba la "muerte del hombre" en 1967, el mundo lo desmintió de manera contundente un año después. Las categorías abstractas definitivamente no bajan a las calles. Mientras haya conflicto y contradicción, la historia se seguirá escribiendo al ritmo de las luchas sociales, en busca de las liberaciones definitivas. Todos los pensadores occidentales tendrán que desapegarse definitivamente de su eurocentrismo epistemológico si es que pretenden develar en profundidad los significados de los acontecimientos actuales.
Estamos viviendo una época de transición, de las democracias representativas liberales (de justicia meramente formal y funcionales a los sistemas económicos no equivalenciales) hacia las democracias participativas populares (con pretensión de justicia material y generadoras de sistemas económicos equivalenciales). Esta transición parece desarrollarse en el límite del colapso y la transformación sistémica de las organizaciones humanas, un cambio de época que se llevará a cabo durante el resto del siglo XXI.
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