JUVENTUD MACRISTA: ENTRE LA ILUSIÓN Y LA DESESPERANZA
Muchos jóvenes militantes del propio macrismo
están desilusionados con su gobierno y muchos ya han desertado. Pero lo más
grave es que dejan ya de creer en la propia política como herramienta de
transformación social. La falacia mediática los hizo irascibles a los modelos
nacionales populares del pasado y la realidad presente los hace escépticos con
respecto a las posibilidades del futuro. Entre un pasado que ignoran y un
presente que temen, anida la desesperanza por el futuro. Cuando el periodista le
pregunta a la ex presidenta de la Juventud del Pro, Karen Arrúa, que es lo que
piensa acerca de la política, sus palabras son contundentes: “Estoy muy
desilusionada… yo creo que nunca más en mi vida voy a volver a hacer política”.
La ex militante del PRO relata valientemente su experiencia y denuncia con
dolor los casos de negligencia y corrupción del macrismo.
Quizás lo más desgarrador de estos regímenes
conservadores disfrazados de republicanismo, es el de arrebatarle a las nuevas
generaciones la esperanza de construir colectivamente un mundo diferente. La
gran mayoría de los jóvenes militantes del campo popular no caen en este tipo
de desilusión ya que en ningún momento se ha construido expectativa alguna
alrededor del macrismo. Nuestra crítica siempre fue contundente y ahora la
realidad no hace más que reforzar nuestras convicciones acerca de los caminos a
recorrer, y de los abismos a evitar, construyendo alternativas totalmente
diferentes a las impuestas por los poderes hegemónicos.
Salvador Allende expresaba que ser joven y no ser revolucionario es una
contradicción hasta biológica. Deberemos entonces de ser capaces de crear
las condiciones para resolver aquella contradicción aberrante de la historia, porque
no deberían existir jóvenes sin sueños ni pueblos sin utopías. Los
tiempos que corren no solo exigen resistencia, sino también apertura y escucha,
diálogo y comprensión. Una apertura que permita albergar aquellos cuerpos expulsados
por el frío cinismo de los conservadurismos, que nos permita cobijar a aquellas
almas envenenadas por los discursos del odio, construyendo aquella mística histórica
que vincula realidad e imaginación, acto y palabra, verbo y transformación.
Adonay Alaminos
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