SOBRE LA HISTORIA, LA MEMORIA Y EL OLVIDO

Amnesia Social 
   Siempre me resonó poderosamente aquella frase que advertía sobre los peligros de ignorar la historia: "Aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla". Y si la pensamos en la escala de una vida humana, la historia nos define, nos enraíza con el sentido de lo que somos, fuimos y seremos. Nuestra memoria, fuente de todo nuestro entramado experiencial, nos brinda una dimensión de trascendencia existencial en el mundo que nos rodea, hasta tal punto que si por accidente o enfermedad, la perdiésemos, vegetaríamos como fantasmas sin tiempo, como consciencias presas de un repetitivo instante confuso. 

    Pero todavía no puedo comprender la amnesia social, todavía no puedo entender esa insidiosa forma de ignorar nuestro pasado común. Millones de vidas humanas se desenvuelven en la vorágine cotidiana, en una sociedad acosada por los ritmos acelerados de una contemporaneidad en continua licuefacción, y allí la historia pierde toda sustancia, allí el conocimiento histórico tiene tanto peso como las hojas que bailan solitarias en una briza. 


Tropezamos con la misma piedra
   Por ejemplo, a través de nuestra memoria histórica podemos mencionar de manera muy sintética los siguientes momentos: 
En 1956: abrieron la economía, reprimieron, endeudaron y ajustaron.
En 1976: abrieron la economía, reprimieron, endeudaron y ajustaron.
En 1995: abrieron la economía, reprimieron, endeudaron y ajustaron.
Y a finales del 2015 abren la economía, reprimen, endeudan y ajustan.




   Hoy en día es imposible entender lo que está sucediendo en nuestro país si no analizamos lo que esta ocurriendo en el mundo en general y en Latinoamérica en particular. El implacable avance de la derecha, acompañado por el respaldo de todo un entramado oligopólico de corporaciones mediáticas (considerado el 4° poder fáctico), amenaza con tambalear el tablero de correlación de fuerzas que los gobiernos democráticos de Lula da Silva en Brasil, Raúl Castro en Cuba, José Mujica en Uruguay, Hugo Chávez en Venezuela, Rafaél Correa en Ecuador, Nestor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Evo Morales en Bolivia, había logrado transformar a partir del desarrollo de políticas innovadoras en el plano de la justicia social, los derechos humanos y la autonomía y soberanía económica. Desde esta posición se fomenta un estado presente, garante de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Además de favorecer una integración continental regional. 


    Entonces a) Por un lado, puede entenderse como el nuevo gobierno ha ido en una dirección diametralmente opuesta a un proyecto nacional civico-popular, apostando por una receta estrictamente neoliberal, ya que se ha encargado de comenzar el ya conocido achicamiento del estado, al intentar desregular y abrir totalmente la economía, e iniciado el desmantelamiento de los proyectos socio-educativos y sanitario-comunitarios. Significando además, disminución del salario real, despidos masivos y precarización laboral, y por lo tanto medidas tendientes a la contención/criminalización del reclamo y la manifestación social. Se despreocupa así de su papel de garante de derechos. b) Y por otro lado   de manera quirúrgica y  sin anestesia,  , las corporaciones mediáticas son funcionales en su manera de construir el relato que fermenta en un sentido de realidad unidimensional, de discurso único, creando muchas veces estigmatizaciones focalizadas en los principales referentes políticos que se oponen a sus intereses. Como por ejemplo, el caso del sistemático ataque mediático hacia el Kirchnerismo y la figura de Cristina en Argentina de la mano del Grupo Dominio con Héctor Magnetto a la cabeza, sumada a la lamentable persecución ideológica deslepegada del macrismo.  Otros ejemplos son las campañas de difamación y climas destituyentes generados en estos momentos hacia las figuras de Nicolás Maduro y Lula da Silva.  



    Como ya intuía con gran sensibilidad Ricardo Foster: "La nueva derecha forjada en los lenguajes massmediáticos, carece de escrúpulos a la hora de arrojar por la borda ideas y principios o de adherirse a los restos tumefactos de tradiciones antagónicas; lo único que la importa es conquistar, por la vía de la simplificación y el vaciamiento ideológico, a una ciudadanía apresada, en las matrices heredadas de los noventa menemistas. Pretenden organizar las filas del individualismo atemorizado pero si triunfan no gobernarán como estrategas de la concordia social sino como artífices de una implacable revancha represiva" (2009). Hechos mas que consumados a los pocos pero intensos meses de gestión de la nueva administración macrista. 




¿Nuevas Distopías?
    La historia es así totalmente necesaria a la hora de entender la realidad actual, siempre compleja, polémica y polisémica. Prescindir del conocimiento histórico conllevaría a diferentes sesgos en la construcción de esa realidad.  Los agentes encargados de aportar a la significación de esa percepción/sensación de actualidad, en su papel de intermediarios simbólicos, son los medios de comunicación, y en tanto tales, promueven un estado de opinión permanente, privilegiando siempre las formas y nunca el contenido, y donde se desarticula toda posibilidad de vincular pasado, presente y futuro. Esa es la retórica mediática actual que actúa a ritmo de militante, enarbolando una especie de militancia virtual, una sofisticada y perfeccionada herramienta de la nueva derecha.      


    No me atrevo a pensar a que se lleguen a instalar sociedades totalmente funcionales a los poderes fácticos planetarios. Comunidades globales sin nada mas común que el libre-mercado rigiendo cada aspecto de los intercambios humanos. Sociedades fantasmas, repletas de individuos consumidores y obnubilados por un servicio multimediático de entretenimiento, sociedades vaciadas de subjetividades críticas, sociedades sin tiempo, sin pasado, sociedades reloj, mecanizadas, desalmadas. Escenarios que inspirarían toda una serie de distopías contemporáneas a la manera de 1984 de George Orwell, el cómic V de Vendetta de Alan Moore o Un mundo feliz de Aldous Huxley. Este estilo de mundo también es sugerido en la película multipremiada Network (Un mundo implacable), Perspectiva representada en la siguiente escena:


     


    Hoy Argentina me sabe un poquito a distopía. Porque pajarracos carroñeros revolotean entusiasmados, esperando el momento adecuado de clavar sus garras en la carne del pueblo argentino, e iniciar así un nuevo sometimiento ante los poderes insaciables de los mercados globales. Argentina se inserta en el mundo, si, pero no por el impulso y desarrollo de sus capacidades productivas , no por el empuje inexorable de una sociedad industrializada y de pleno empleo, sino que se inserta arrastrada por buitres angurrientos, a costa de despidos masivos, ajustes irracionales y de represiones infames. 




Memoria y teoría del shock. Desafíos de la batalla cultural
   Por eso la derecha ha aplicado astutamente la doctrina del shock a través una celeridad avasallante y espectacular. Fue posible, por un lado, a través del uso abusivo e injustificado de decenas de decretos en su avance estrepitoso sobre muchos de los logros, conquistas y derechos conseguidos. Y por otro lado, el nuevo gobierno actúa bajo la complicidad de los discursos multimediáticos, que despolitizan y producen un vaciamiento de sentidos a favor del discurso de lo uno. Esto ha confundido y desorientado tanto a la oposición política como a la ciudadanía argentina. 

    Simultanemente, un fabuloso intercambio de ideas se está desplegando en el seno de los diálogos cotidianos. Millones de nuevas discusiones que se efectúan día a día en los hogares argentinos, en parques y plazas, bares y aulas, se nutren de nuevos temas relacionados a la política y a lo político, y anudado a ello, se han reavivado debates en torno a la economía, el derecho, a la jurídica, y a la historia. Esta nueva magma de conversaciones diarias entre los sujetos que comparten esta "argentinidad" permite un activo proceso de intercambio y disputa de sentidos. Esta compleja urdimbre comunicativa que se establece entre los integrantes de la sociedad se presenta como los relámpagos y agitaciones de una vibrante batalla cultural. Pienso que aquel íntimo intercambio de sentidos en el seno de los múltiples vínculos sociales, tiene mayor peso que la retórica de los poderes mediáticos.    

    Pero eso todavía no esta todo dicho. La historia no tiene fin como afirmaban los intelectuales del neoliberalismo.  Aún falta una instancia mas en el senado, donde puede que la mayoría que detenta allí el kirchnerismo sea lo único que pueda coartar las intenciones del nuevo gobierno de vulnerar nuestra soberanía económica. 

   "Si un traidor puede mas que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente". En definitiva, la historia se concibe como la continua lucha contra el olvido. 
Entonces no olvidemos tan fácilmente nuestro pasado! Porque de ello depende nuestro presente y futuro. 

Adonay E. Alaminos

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