EL MENSAJE DEL CHIMPANCE
Entre todos los primates
vivientes, el más próximo al hombre desde todos los puntos de vista es el
chimpancé. No solo es afectuoso, también es profundamente afectivo, y este
aspecto le aproxima asimismo al hombre. Es emotivo, ansioso, juguetón, entra fácilmente
en resonancia con la vida del medio ambiente que le rodea y se observa la
aparición de instrumentación rítmica y danza en los brotes de
<<carnaval>> que organiza (Reynolds).
Sin embargo ha sido necesario
alcanzar los últimos años de la década de los 60 para que dos tipos de
experimentos, el de Premack (1971) sobre
el chimpancé Sarah y el de Gardner
(1969, 1971) sobre el chimpancé Washoe, nos revelaran aptitudes
intelectuales invisibles hasta entonces para el observador o inexploradas
en las condiciones naturales en el que
se desenvuelve su existencia social.
Parece ser, pues, que lo que le
falta al chimpancé para disponer de un sistema de comunicaciones más rico que
el que le basta para su existencia hippie en el bosque no es la aptitud
cerebral, sino la aptitud glótica y el estímulo social necesarios. Más aun que
el hecho de ser perfectamente apto para emplear de forma elemental un lenguaje
no fonético y, evidentemente, no alfabético, lo que se puso de manifiesto, a
través de su aptitud para emplear tal lenguaje, es que el joven chimpancé
poseía dos cualidades que se creían sólidamente vinculadas a la cultura e
inteligencia humanas, la conciencia de
su propia identidad y el ejercicio
de la computación.
Una película filmada de los
Gardner nos revela el primero de los aspectos apuntados. Washoe si divertía
mucho con un espejo. Un día el ayudante de los Gardner le preguntó por gestos
señalando la imagen reflejada en el espejo <<¿quién es éste>> y
Washoe respondió: <<Yo…>> (índice señalando a su pecho),
<<…Washoe>> (caricia sobre una de sus orejas que,
convencionalmente, significaba Washoe). Por su parte, Gallup (1970) confirmaba
de forma ingeniosa el descubrimiento dejando a una serie de chimpancés que se
miraran en un espejo, durmiéndoles posteriormente y embadurnándoles las
mejillas durante el sueño. Al despertar, todos los chimpancés se llevaban las
manos a sus mejillas en cuanto se les colocaba ante un espejo.
La convergencia de estos
resultados nos autoriza a poner ya en entredicho el dogma que reserva
exclusivamente al hombre, no solo la conciencia de su propia identidad, sino
también la vinculación existente entre el ego subjetivo y la imagen objetiva de
sí mismo.
Por otro lado, Premack observó
como Sarah efectuaba operaciones lógicas en problemas planteados en base a
objetos empíricos, es decir, que manifestaba poseer a un mismo tiempo
pensamiento y conocimiento. Previamente había introducido en su lenguaje, a
través de signos gráficos, los símbolos de identidad, equivalencia, diferencia,
posible, imposible, mas, menos, afirmación, negación.
El <<Yo>> de Washoe y el <<Pienso>> de
Sarah, constituyen una vez relacionados, un extraordinario cogito simiesco: <<<Yo pienso>>. Bien es verdad que el simio no podía operar
este cogito valiéndose exclusivamente de sus propios medios y que le ha sido
necesaria la ayuda tutelar del hombre. Aunque así sea, no por ello deja de
transmitirnos un mensaje preexistente a nuestra ayuda: <<Yo, yo soy capaz de
pensar>>
Extracto resumido del libro "El Paradigma Perdido: Ensayo de bioantropología" de Edgar Morin (1973)
Comentarios
http://www.multiversidadreal.edu.mx/que-es-el-pensamiento-complejo.html
Gracia suna vez más.
Abrazos
:-)